Lectura
inerte, lectura semiológica y lectura semiótica
Valeria Ramírez Hidalgo
Existen
muchos modos de considerar la presencia de la actividad de la lectura; saber
leer como posesión de un instrumento aprendido y considerarla como una
actividad que requiere de una teoría
para entender sus alcances y el papel específico que desempeña. En ésta, la
teoría de la lectura, se debe establecer rasgos, estructura, identidad,
diferencias, etc.
Lo
mecánico, lo inerte
La
lectura que más se da en una sociedad es la que podríamos llamar “mecánica o inerte”, pues se lleva a
cabo más allá de una voluntad. Es lectura de palabras o signos que atraviesan
la mirada, apropiándose de su significado sin que éste sea trascendente (lectura
de avisos, de indicaciones, de precios, de marcas), basta con saber leer para
realizarla, es parte de la estructura social.
Por
lo tanto este tipo de lectura es fácil de entender y leer, pues estamos acostumbrados a ésta día con día. En esta
lectura predomina la concentración en la información.
Ultraespecialización:
lecturas semiológicas
Estas
lecturas especializadas o ultraespecializadas se basan en afirmar
certezas depositadas en su sentido y en los resultados que, obtiene y trata de
obtener. Este
tipo de lectura se puede ver en
planos de arquitectura, de biología, los análisis de laboratorios, informes
meteorológicos, tableros electrónicos, índices económicos etc. Las lecturas ultraespecializadas constituyen
un desarrollo de las mecánicas, pues sostienen la vida social; por ejemplo
cuando tenemos los resultados de un análisis, nosotros podemos entender ciertos
términos, mas no todos, pero contamos con “especialistas para los análisis de laboratorio”
que nos facilitarán el entendimiento de nuestro resultado.
Este
tipo de lectura maneja un lenguaje muy técnico, por lo tanto requieren de un
aprendizaje especial. La mecánica, sin embargo, maneja un lenguaje natural (más sencillo). La lectura
ultraespecializada es el lenguaje en una materia dirigida a una finalidad y
puede llegar a entenderse si comprendemos el por qué.
Por
la relación que tienen estas lecturas con un código y carácter univoco
podríamos llamarlas “lecturas semiológicas” porque son muy precisas, pues se
basa en sólo una materia u objeto de estudio; no es tan general en contenido
como la lectura mecánica.
Los
resultados que se obtienen en una de estas lecturas no son aprovechables por
otras lecturas del mismo tipo ni tampoco por unas de tipo diferente. Constituye
una limitación de las lecturas semiológicas pues es tan específica que sólo
permite tratar al objeto de estudio y no a más materias, ya sean pertenecientes
al mismo tema o a uno diferente.
Generalidades
de objetos: lecturas semióticas
Este
tipo de lectura posee un mayor grado de complejidad. Como lecturas generales, se llevan a cabo sobre objetos
que tienen también un carácter general, es decir, que se sitúan más allá de las
especificaciones semiológicas. Su constitución debe operar sobre una pluralidad
(diversos) y multiplicidad de códigos, pues se justifica porque esa lectura es
proceso de interacción de los diversos códigos que configuran su objeto,
fundamento y base de significación que resulta de tales interacciones. El
concepto de lectura semiótica, sería su culminación cualitativa, esto es, una
caracterización que permite diferenciar y clasificar.
Reducción
semiológica
Estos
tipos de lectura existen cierta permutabilidad, por ejemplo en los objetos que
deberían ser leídos semióticamente lo son en la práctica semiológica, es decir,
se reduce su textualidad a un solo código. No se percibe la idea principal o
esencial, no se alcanza una significación, sólo se entiende lo literal de la
palabra, del código. Por lo tanto es una lectura superficial, pues no se llega a la significación del texto. La
reducción aleja la complejidad, asegura y parece dar algo a lo que por
naturaleza exige otra cosa.
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