domingo, 23 de septiembre de 2012


Normalidad y anormalidad en psiquiatría
Itzumi Kaori Velázquez Munguía
Introducción
Normalidad viene de norma, palabra latina norma es escuadra. Si nos remontamos a su equivalente en griego, gnomon para decir medida, escala o regla graduada, pero que su sentido original; puntero de reloj de sol.
     La norma de la naturaleza en su movimiento perfecto, pero ella debe ser leída por el hombre, pero no por cualquiera, sino por un “conocedor”, alguien que sabe leer el tiempo y es capaz de medir y apreciar su perfecta regularidad.
     ¿El hombre cómo adquiere conocimiento normal y normativo? A través de su trato con el mundo de la naturaleza, pero ocurre que él también es naturaleza y tiene que ser capaz de encontrar en sí mismo las normas
     En anatomía lo anómalo significa lo insólito, lo desacostumbrado, aquello que se aleja, por su organización, de la gran mayoría de los seres con los cuales debe ser comparado y en psiquiatría tiene muy poco uso, aun cuando podría aplicarse a formas extremas de trastornos de personalidad.
Anormalidad y concepto de enfermedad a lo largo de la historia
Una de las formas más antiguas era el considerar a todo enfermo como un hombre al cual se le ha agregado o quitado un ser, La enfermedad entra y sale del hombre, como los parásitos o los maleficios.
     La concepción de los griegos dinámica para ellos la naturaleza, la physis, era armonía y equilibrio y el enfermar era la pérdida de esa armonía. La enfermedad era la totalidad en la que el ser había perdido su orden interno, su norma también podía resultar del esfuerzo de un organismo por mejorarse en el sentido más profundo, en el de lograr un nuevo nivel de salud en ese estado de sensatez y sabiduría al que aspiraba todo griego.
     Las representaciones que los médicos han tenido sobre la enfermedad dos visiones contrapuestas: la enfermedad como algo que falta o que se agrega a un organismo (concepción ontológica) y la enfermedad como pérdida de la armonía del todo (concepción dinámica o funcional), ambas tienen en común el considerar a la enfermedad como una lucha, ya sea entre el organismo y un agente externo o entre fuerzas internas contrapuestas.
Normalidad y anormalidad: lo común y lo diferente
El gran fisiólogo Claude Bernard (1877) para él toda enfermedad tiene una función normal respecto de la cual sólo es una expresión perturbada, exagerada, aminorada o anulada.
     Un concepto diferente de las relaciones entre normalidad y anormalidad es la que plantea Leriche (1936) toma en cuenta ante todo la subjetividad de la persona enferma y entonces la salud es la vida en el silencio de los órganos, mientras que la  enfermedad “es aquello que molesta a los hombres en el normal ejercicio de su vida y en sus ocupaciones, y sobre todo, aquello que los hace sufrir. Esto significa que la enfermedad es algo negativo, pero no por la falta o exceso de algo, sino por la molestia que implica.
La dimensión social de la anormalidad
Karl Jaspers (1959) en su psicopatología general afirma: El médico es quien menos se rompe la cabeza pensando en lo que significa ‘sano’ o ‘enfermo’. Él tiene que ocuparse y en forma científica de los procesos vitales y de las enfermedades; pero realmente el ‘estar enfermo’ depende menos del juicio de los médicos que del de los pacientes en un ámbito cultural particular. Leriche, dice  que la enfermedad  hay que definirla desde la subjetividad del enfermo.
El problema del diagnóstico de una anormalidad
Diagnosticar significa afirmar la existencia de una enfermedad determinada y está, por ende, íntimamente ligado a un conocimiento previo de aquello que se diagnostica.
     El médico constata empíricamente no es la enfermedad misma, que en cierto modo no se “ve”, sino los síntomas, sus manifestaciones si consideramos al síntoma en su acepción más general como “manifestación”, como algo que aparece, en contraposición a la enfermedad, que nunca se muestra en su totalidad
     El psiquiatra constata síntomas como delirios, alucinaciones o rasgos de personalidad e infiere la existencia de un proceso morboso hipotético (en el caso de las psicosis endógenas) o de una determinada disposición (en el caso de los trastornos de personalidad.
La anormalidad en las psicosis endógenas
Al proceso de establecer el límite entre lo normal y lo anormal en el campo de los cuadros endógenos, los psiquiatras debemos enfrentar a diario el problema de determinar si alguien está o no “psicótico”, vale decir, si es psíquicamente anormal o no.
     Los aportes más fundamentales a esta cuestión no fue un psiquiatra, sino un filósofo Immanuel Kant describió a fines del Siglo XVIII tres tipos de locura con los nombres de demencia, insania y vesania, lo que hoy conocemos como esquizofrenia y en su intento de determinar sus rasgos esenciales y comunes, dice textualmente: La única característica general de la locura es la pérdida del sentido común.
     Clara diferenciación entre lo que hoy llamamos psicosis exógenas y endógenas, obedeciendo cada una de ellas a la ruptura de normas diferentes. Las primeras consistirían en desviaciones con respecto a estructuras y serían la condición de posibilidad del percibir, de la conciencia y secundariamente de las cogniciones y de la memoria: vale decir, en ellas estaría alterada la relación cuerpo-alma o psique. En cambio, en las psicosis endógenas la norma perdida sería aquella vinculada a la relación psique-mundo, expresada en la pérdida del sentido común.
La anormalidad en los trastornos de personalidad
Trastorno de personalidad la más discutida  la razón es muy simple: este tipo de trastornos cumplen aún menos que las psicosis endógenas con los requisitos del proceso diagnóstico en Medicina.
     Para Kurt Schneider (1959) las personalidades psicopáticas eran meras desviaciones con respecto a una supuesta personalidad normal promedio y sólo se transformaban en pacientes si empezaban a sufrir o a hacer sufrir a los demás con su modo de ser. En todo caso, es en el campo de los trastornos de personalidad donde el criterio estadístico o del promedio es menos aplicable.
Anormalidad y genialidad
El análisis patográfico de personalidades extraordinarias muestra cómo la enfermedad no sólo no interrumpió ni destruyó sus vidas, sino cómo ellos pudieron crear a pesar de la enfermedad y más allá de eso, cómo a través de ella lograron mostrar los abismos y profundidades de la condición humana. Los genios se salen por cierto de la norma promedio desde muchos puntos de vista, empezando por su capacidad intelectual y su creatividad
 
 




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