Normalidad
y anormalidad en psiquiatría
Itzumi Kaori
Velázquez Munguía
Introducción
Normalidad viene de
norma, palabra latina norma es escuadra. Si nos remontamos a su equivalente en griego, gnomon para decir
medida, escala o regla graduada, pero que su sentido original; puntero
de reloj de sol.
La norma de la naturaleza en su movimiento perfecto, pero ella debe ser
leída por el hombre, pero no por cualquiera, sino por un “conocedor”, alguien
que sabe leer el tiempo y es capaz de medir y apreciar su perfecta regularidad.
¿El hombre cómo adquiere conocimiento
normal y normativo? A través
de su trato con el mundo de la naturaleza, pero ocurre que él también es
naturaleza y tiene que ser capaz de encontrar en sí mismo las normas
En anatomía lo anómalo significa lo insólito, lo desacostumbrado,
aquello que se aleja, por su organización, de la gran mayoría de los seres con
los cuales debe ser comparado y en psiquiatría tiene muy poco uso, aun cuando podría aplicarse a formas
extremas de trastornos de personalidad.
Anormalidad
y concepto de enfermedad a lo largo de la historia
Una de las formas más antiguas era el considerar a todo
enfermo como un hombre al cual se le ha agregado o quitado un ser,
La enfermedad entra y sale del hombre, como
los parásitos o los maleficios.
La concepción de los griegos dinámica para ellos la naturaleza, la physis, era
armonía y equilibrio y el enfermar era la pérdida de esa armonía. La enfermedad
era la totalidad
en la que el
ser había perdido su orden interno, su norma
también podía resultar del esfuerzo de un organismo por mejorarse en el sentido
más profundo, en el de lograr un nuevo nivel de salud en
ese estado de sensatez y sabiduría al que
aspiraba todo griego.
Las representaciones que los médicos han tenido
sobre la enfermedad dos visiones contrapuestas: la enfermedad como algo que
falta o que se agrega a un organismo (concepción ontológica) y la enfermedad
como pérdida de la armonía del todo (concepción dinámica o
funcional), ambas tienen en
común el considerar a la enfermedad como una lucha, ya sea entre el organismo y
un agente externo o entre fuerzas internas contrapuestas.
Normalidad y anormalidad: lo común y
lo diferente
El gran fisiólogo
Claude Bernard (1877) para él toda
enfermedad tiene una función normal respecto de la cual sólo es una expresión
perturbada, exagerada,
aminorada o anulada.
Un
concepto diferente de las relaciones entre normalidad
y anormalidad es la que plantea Leriche (1936) toma en cuenta ante todo la subjetividad de
la persona enferma y entonces la salud es la vida en el silencio de
los órganos, mientras que
la enfermedad “es aquello que molesta a
los hombres en el normal ejercicio de su vida y en sus ocupaciones, y sobre
todo, aquello que los hace sufrir. Esto significa que la enfermedad es algo
negativo, pero no por la falta o exceso de algo, sino por la molestia que
implica.
La dimensión social de la
anormalidad
Karl Jaspers (1959)
en su psicopatología general afirma: El médico es quien menos se rompe la cabeza
pensando en lo que significa ‘sano’ o ‘enfermo’. Él tiene que
ocuparse y en forma científica de
los procesos vitales y de las enfermedades; pero realmente el ‘estar enfermo’ depende menos del juicio
de los médicos
que del de los pacientes en un
ámbito cultural particular. Leriche, dice que la enfermedad
hay que
definirla desde la subjetividad del enfermo.
El problema del diagnóstico de una
anormalidad
Diagnosticar
significa afirmar la existencia de una enfermedad determinada y está, por ende,
íntimamente ligado a un conocimiento previo de aquello que se diagnostica.
El médico constata empíricamente no es la
enfermedad misma, que en cierto modo no se “ve”, sino los síntomas, sus
manifestaciones si consideramos al síntoma en su acepción más general como
“manifestación”, como algo que aparece, en contraposición a la enfermedad, que
nunca se muestra en su totalidad
El psiquiatra constata síntomas como delirios,
alucinaciones o rasgos de personalidad e infiere la existencia de un proceso
morboso hipotético (en el caso de las psicosis endógenas) o de una determinada
disposición (en
el caso de los trastornos de personalidad.
La anormalidad en las psicosis
endógenas
Al
proceso de establecer el límite entre lo normal y lo anormal en el campo de los
cuadros endógenos, los psiquiatras debemos enfrentar a diario el problema de
determinar si alguien está o no “psicótico”, vale decir, si es psíquicamente
anormal o no.
Los aportes más fundamentales a esta cuestión
no fue un psiquiatra, sino un filósofo Immanuel Kant describió a fines del Siglo XVIII tres tipos
de locura con los nombres de demencia, insania y vesania, lo que hoy conocemos como
esquizofrenia y en su intento de determinar sus rasgos esenciales
y comunes, dice textualmente: La
única característica general de la locura es la pérdida del sentido común.
Clara diferenciación entre lo que hoy llamamos
psicosis exógenas y endógenas, obedeciendo cada una de ellas a la ruptura de
normas diferentes. Las primeras consistirían en desviaciones con respecto a
estructuras y serían la condición de posibilidad del percibir, de la conciencia
y secundariamente de las cogniciones y de la memoria: vale decir, en ellas
estaría alterada la relación cuerpo-alma o psique. En cambio, en las psicosis
endógenas la norma perdida sería aquella vinculada a la relación psique-mundo,
expresada en la pérdida del sentido común.
La anormalidad en los trastornos de
personalidad
Trastorno de personalidad la más discutida
la razón es muy simple: este tipo de trastornos cumplen aún menos que las
psicosis endógenas con los requisitos del proceso diagnóstico en Medicina.
Para Kurt Schneider (1959) las personalidades psicopáticas eran meras
desviaciones con respecto a una supuesta personalidad normal promedio y sólo se
transformaban en pacientes si empezaban a sufrir o a hacer sufrir a los demás
con su modo de ser. En todo caso, es en el campo de los trastornos de personalidad donde
el criterio estadístico o del promedio es menos aplicable.
Anormalidad y genialidad
El análisis patográfico de personalidades
extraordinarias muestra cómo la enfermedad no sólo no interrumpió ni destruyó
sus vidas, sino cómo ellos pudieron crear a pesar de la enfermedad y más allá
de eso, cómo a través de ella lograron mostrar los abismos y profundidades de
la condición humana. Los genios se salen por cierto de la norma promedio desde
muchos puntos de vista, empezando por su capacidad intelectual y su creatividad
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